Este informe anual de la Agencia Internacional de la Energía, AIE, recoge las tendencias y desarrollos globales que han tenido lugar a lo largo del pasado año en los ámbitos clave de la transición energética: combustibles fósiles, fuentes renovables, eficiencia energética y emisiones de carbono. El dato más destacado tras su presentación en el mes de marzo de 2019 fue el aumento de la demanda mundial de energía, que se incrementó un 2,3% en 2018, batiendo el récord de la última década. La demanda de todos los combustibles aumentó, sobre todo de gas natural, lo que no quitó para que la energía solar y la eólica registraran un crecimiento de dos dígitos.
Así, el consumo global de energía experimentó el año pasado un gran aumento llegando a alcanzar casi el doble de la tasa promedio de crecimiento desde 2010. Según la AIE, debido por una economía mundial más robusta y mayores necesidades de calefacción y refrigeración en algunas partes del mundo. Como consecuencia, las emisiones de CO2 batieron un nuevo récord y aumentaron un 1,7% C.
El informe cree que las mejoras mundiales en lo que se refiere a eficiencia energética fueron «mediocres»: es cierto que la intensidad de energía primaria global cayó un 1,3%pero las tasas de los últimos años fueron mejores. La AIE destaca que 2018 marcó el tercer año consecutivo en el que se desaceleró la tasa de mejora de la eficiencia energética.
