El “Energy Efficiency 2019” es el informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA) que muestra el potencial que tiene el ahorro de energía y el incremento de la eficiencia, refiriéndose a políticas, tecnologías y también a la digitalización e influencias sociales. Aunque según el documento ya sería posible, causado por el avance de la eficiencia energética, de tener el punto máximo de emisiones de GEI antes del 2020, la realidad sería diferente.
Uno de los principales resultados del informe es el hecho de que la eficiencia energética no mejora suficientemente a nivel mundial, para alcanzar una economía más sostenible. El informe compara la mejora de la eficiencia energética de los últimos años y resulta que la media global se incrementó en 2018 con solo un 1,2%. Comparándolo con los últimos años, se ve que el incremento disminuye por tercer año consecutivo (p.ej. 1.7% en 2017), pese al hecho de que debería estar al 3% cada año a nivel mundial. Esta propuesta, establecida por la IEA, se alcanzó en 2018 solamente en China e India, aunque la media europea incrementó de 1,4% en 2017 a 2%.
Eficiencia energética:
Es una cifra importante que indica el nivel de sostenibilidad de una economía o, a nivel más pequeño, de una empresa. Para calcularla hay que dividir la energía requerida por el PIB. Cuanto más pequeño sale, menos energía ha sido usada para conseguir el valor añadido y, por tanto, más sostenible ha actuado la economía o empresa.
Posteriormente se centra en la demanda energética primaria, la cual se incrementó el último año un 2,3%. Resulta interesante que el 70% del crecimiento fue causado por solo tres naciones – China, EE. UU. y India. Lamentablemente, son los Estados Unidos (recién retirados del Convenio de París) los que tuvieron un gran aumento del uso de gas natural y petróleo. Otro hecho negativo es que incluso el uso de carbón se incrementó por segundo año consecutivo (0,7% en 2018), teniendo en cuenta que ya no se debería usar esta energía primaria a causa de sus altos niveles de contaminación.
Las razones del aumento del consumo de energía durante el último año, tanto final (incremento global 2,2%) como primario, están causadas por diferentes factores. Por un lado, condiciones climáticas extremas que provocaron un mayor uso de gas y petróleo, sobre todo por la falta de normas y directivas políticas que frenan la transición energética en los países desarrollados. Las políticas nacionales deberían ser aún más respaldadas por las economías poderosas para aprobar leyes eficientes. Esto permitiría eliminar incertidumbres de financiación y cualquier acción se podría basar en el marco legislativo. Con todo esto, se permitirá abordar una aceleración de la investigación y digitalización para alcanzar la marca de incremento anual de eficiencia energética del 3%, y así cumplir los objetivos determinados en el Acuerdo de París.