Aún queda un importante potencial de eficiencia energética sin explotar: en todos los sectores, la demanda de energía podría reducirse de un 60% a 80% (AIE, 2017) recuerda el «Advancing energy efficiency on the global agenda: 2009-2019», un estudio de la Asociación Internacional para la Cooperación en Eficiencia Energética (IPEEC), una asociación autónoma de 17 gobiernos, incluida la Comisión Europea, que apoya la coordinación de esfuerzos internacionales para desbloquear la reducción sustancial de la demanda de energía, y, por ende, el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), mayor seguridad energética, mejor protección del medio ambiente y más productividad económica.
La edición que ha publicado este año -2019- ve la luz con un mensaje central: «la eficiencia energética se convierta en el primer combustible, primero debemos alimentarlo». El informe destaca cuatro áreas para hacerlo: inversión, recopilación de datos para la toma de decisiones, creación de mercados y colaboración internacional.
El documento recoge que durante estos diez años sin mejoras en la eficiencia energética, el mundo habría usado un 12% más de energía en 2016, equivalente al consumo de toda la Unión Europea (AIE, 2017).